Llegó el calor, lo notamos en nuestras casas. Es el momento de recurrir a nuestro fiel aliado: el ventilador. Lo sacamos del trastero, le pasamos un trapo por encima, lo enchufamos, lo encendemos… Y sorpresa, apenas gira o directamente no lo hace; hay que darle varias sacudidas, ponerlo en máxima velocidad, pero ni con esas.
Eso ha pasado en mi casa: uno de los ventiladores ha dejado de girar al empezar a usarlo de nuevo. Y, cómo no, toca repararlo.
Este es un ventilador sencillo, aunque tiene un mando para controlar un temporizador que incorpora, pero esto no nos interesa para nada, únicamente tocaremos el motor. ¿Por qué dejan de girar? La razón más común es la suciedad que se va amontonando con el tiempo, se va acumulando esa mezcla de grasilla con el polvo en donde hay contacto del eje del motor con el soporte y va aumentando la fricción. Este tipo de motores carecen de rodamientos, lo que aumentaría enormemente su tiempo de vida. Hola, fabricantes.
Para poder hacer que vuelvan a funcionar solo son necesarios tres pasos: abrir, limpiar, cerrar. ¿Parece sencillo, verdad? Pues lo es. Este tipo de ventiladores tiene muy pocos tornillos y muy pocas piezas en general.
Despiece
Atención: Todos los pasos aquí realizados deben hacerse con el ventilador desenchufado.
Lo primero es quitar la rejilla protectora, suele tener unas pestañas alrededor y un tornillo. Acto seguido, se quita el tope de las aspas, que en este caso es una rosca a la inversa, se desenrosca girando en el sentido de las agujas del reloj. Entonces, podremos retirar las aspas y la otra parte del protector con los tornillos que están a la vista. Finalmente, se quita el pivote que habilita el giro (este tenía un tornillo en el centro) y la cubierta protectora del motor. Se dejan apartados y se les da una limpieza superficial. Además, ya tenemos acceso al motor.
A partir de aquí, hay que estar muy atento al despiece y recordar los pasos, o bien documentarlo para poder realizar el rearme de la forma correcta. Lo primero es retirar los cuatro tornillos que mantienen unidas las tres partes del motor. Estos están en las cuatro esquinas del pequeño chasis, sujetos por una pequeña tuerca.
En este caso, hubo que quitar otro tornillo que sujetaba una abrazadera del cable blanco para trabajar más cómodamente. Una vez retirado todo, el motor se puede empezar a separar. No tengáis miedo, para romperlo hay que hacerlo con ganas. Se podrá separar lo suficiente cada pieza para poder sacar el rotor, que es la parte que gira, el eje de metal.
Una vez tengamos acceso a estas piezas, retiramos del todo el rotor. Para este motor hay que quitar un pequeño perno a modo de tope que evita la salida accidental del mismo. Unos golpes de martillo y saldrá. Con el rotor en mano, procedemos a limpiar todo, sobre todo las zonas críticas de contacto. Este rotor tiene unas piezas de plástico como si fueran aspas. Estas hacen muy probablemente la función de un ventilador para la refrigeración del motor y evitar calentamientos. Se limpia bien el eje del rotor, que es donde se ha acumulado la suciedad, y los agujeros del chasis por donde se sostiene el rotor.
Una vez se ha limpiado todo, se vuelve a armar siguiendo los pasos al contrario, pero antes de ello se puede hacer un pequeño detalle. He usado grasa de litio en donde hay contacto rotor-chasis con la intención de mejorar el movimiento, pero puede ocasionar que se acumule más rápido la suciedad. Todo es probar.
Cuando se ha terminado de rearmar (no olvidar colocar el perno de nuevo), llega el momento de la verdad. ¿Funcionará? ¿Habremos roto algo? ¿Se irá la luz? Solo lo sabremos si enchufamos y encendemos.
Y funcionó correctamente. Incluso en el nivel más flojo, las aspas empiezan a girar tan suave como antes y con buena consistencia; no le cuesta nada ganar velocidad. Hemos reparado el ventilador.
Podremos sobrevivir un verano más.
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